viernes, 18 de marzo de 2011

LA PUERTA Y LOS CLAVOS :
Ésta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter.
Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que haga algo malo, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta.
Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubría que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo 
cada día que lograra hacer cosas no daninas. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre
que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevo hasta la puerta.

Le dijo: has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.
Cada vez que tu le ases daño a alguien o algo, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastara, y la cicatriz perdurara para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. ~

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