Bendito el lugar y el motivo de estar ahí, bendita la coincidencia; Bendito el reloj que nos puso puntual ahí, bendita sea tu presencia. Bendito Dios por encontrarnos en el camino y de quitarme esta soledad de mi destino. Bendita la luz, bendita la luz de tu mirada, desde el alma. Benditos ojos que me esquivaban, simulaban desdén que me ignoraba y de repente sostienes la mirada. Gloria divina de esta suerte, del buen tino, de encontrarte justo ahí en medio del camino. Gloria al cielo de encontrarte ahora, llevarte mi soledad y coincidir en mi destino, en el mismo destino...
Bendita la luz de tu mirada
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